De modo natural a los niños les gusta jugar con la naturaleza. Estar en la tierra, en la arena, sacar hojas de una planta, tocar las flores son situaciones casi instintivas en los pequeños.
En lugar de reprimirlos, podemos aprovechar esa tendencia natural para que establezcan una relación amorosa con la naturaleza.
Además, poder darle la oportunidad a un niño que cuide una planta, nos ayudará para transmitirle un paralelo con su propia vida y de cómo él también debe cuidarse.
· Así como asume la responsabilidad de cuidar la vida de la planta, también a medida que crezca tendrá que asumir la responsabilidad de su propio cuidado.
· Así como una planta necesita buen alimento para desarrollarse, el también necesita de una dieta sana para crecer fuerte.
· Así como la planta necesita de los cuidados que otro ser le brinde, él también necesita los cuidados de sus mayores.
· Así como las plantas brindan alegría y emociones positivas, él también puede generar vínculos afectuosos con las personas.
Si aprovechamos esta actitud natural que traen los pequeños, estaremos fomentando Valores Humanos que tanto necesitamos en el mundo que nos toca vivir: RESPETO, CUIDADO Y AMOR.
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