lunes, 24 de octubre de 2011

Feliz Navidad

Cuando Dios creó la naturaleza pidió a las plantas que crearan sus mejores flores para entregar al mundo y que cada una seleccionara las estaciones del año para su nacimiento. También les pidió que siempre dieran a todo aquel que las tomara en sus manos y en su vida, todo lo mejor de ellas, belleza, amor, armonía y sabiduría. Cierto día Dios vio que una planta desde el momento de su nacimiento hacía todos sus esfuerzos con el fin de que las personas la escogieran para llevar a sus vidas la belleza, amor, armonía y sabiduría. Pero, por más que se esforzaba por ser elegida, nadie se paraba ante ella para admirarla. Estaba triste porque nadie la apreciaba pues su flor era muy pequeña y sus hojas muy grandes. Sin embargo siempre entregaba todo su corazón luchaba por ser feliz aun cuando nadie la quería. Dios al ver esto fue hasta la planta y le dijo: “Eres una planta muy hermosa y que realizas tu misión con mucho amor aun cuando tu belleza no es valorada y eso te entristece; sin embargo luchas por ser feliz dando tu amor incondicional a tus hermanos pues sabes que lo necesitan. Por eso te doy mi sangre, y la deposito en tus hojas transformándolas en el rojo más hermoso, y convirtiéndote por tu amor y sabiduría, en la flor más bella, en la época más importante de esta Tierra. Desde aquel momento la planta de flor pequeña y grandes hojas se transformó en la bella Flor de Nochebuena haciéndola la más representativa del renacimiento del amor y la esperanza en este planeta y en todo el universo. Así la Flor de Nochebuena cumple con la misión que Dios dejó con su sangre en sus hojas: amor y esperanza para todos en la Tierra.